Sindicato de pintores de Portland dice: ¡Al diablo con los partidos patronales! ¡Construir un partido obrero de lucha clasista!

El siguiente artículo fue publicado originalmente en el Bridge City Militant No. 3, verano/otoño de 2016.

En una decisión histórica, la asamblea del Local 10 del Sindicato de Pintores y Drywaleros (IUPAT, por sus siglas en inglés), aprobó con votación unánime rechazar a los partidos Demócrata y Republicano, lo mismo que a “cualquier partido de los patrones”, y a “instar al movimiento obrero a que rompa con el Partido Demócrata y construya un partido obrero de lucha clasista”. La resolución fue presentada por miembros del CSWP, y es el resultado de años de paciente trabajo político de educación y lucha. Miembros de base del sindicato hablaron apasionadamente acerca de la necesidad de organizar nuestro propio poder como trabajadores y de sólo confiar en él.

El impulso a favor de la resolución creció debido a que los miembros del sindicato enfrentan la misma realidad espantosa que la población en todo el país: como dice la resolución, “la elección presidencial de 2016 nos ofrece ‘elegir’ entre un payaso delirante y racista, por un lado, y un representante de carrera de Wall Street” (dejamos a los lectores que decidan quién es quién). La noticia de nuestra resolución recorre el país, pasando de miembro a miembro, de local a local. Los trabajadores están hartos de que “los patrones tengan dos partidos que representan a su clase, mientras que millones de trabajadores no tienen ninguno”. Dos días más tarde, como si lo hiciera para enfatizar lo que decimos, el candidato demócrata a la vicepresidencia, Tim Kaine, promotor de la política rompesindicatos denominada con el eufemismo “right-to-work” (derecho al trabajo), arribó a Portland para participar en una exclusiva reunión en un club campestre para recaudar fondos en la que cada boleto de entrada costaba 27 mil dólares, organizada por prominentes empresarios republicanos.

Así el Local 10 dio un paso firme y significativo hacia la independencia política de la clase obrera. ¿Qué sigue? Los militantes clasistas esperan promover el ejemplo del Local 10 para promover iniciativas, aquí y en el resto del país, por lo que aboga la resolución: construir un partido obrero de lucha clasista.

A lo largo de la historia de Estados Unidos, los sindicatos han estado políticamente encadenados a uno u otro de los partidos que representan al capital, limitándose así a la imposible tarea de presionar a los representantes políticos de los patrones y a buscar al que entre ellos represente al “mal menor”. Cuando los trabajadores comiencen a movilizarse para romper estas cadenas, como esperamos en el CSWP que augure la decisión de Local 10, se abrirá toda una serie de cuestiones políticas que nunca han sido ampliamente discutidas en el movimiento obrero norteamericano. ¿Cómo debería ser un partido obrero? ¿Qué debería hacer? ¿Qué significa “lucha clasista”?

No a los verdes ni a otros seguidores quemados de Sanders

Uno de los factores que han contribuido al apoyo a favor de nuestra resolución en el Local 10, y su creciente resonancia a escala nacional, es la desilusión que sienten muchos de los partidarios de la “revolución política” de Bernie Sanders. Millones en todo el país están empezando a entender que esta “revolución” era un engaño desde el principio. Muchos de los supuestos “radicales” y “socialistas” mostraron su verdadero pelaje al alentar el apoyo a favor del senador de Vermont, que es de hecho un político del Partido Demócrata. Nosotros no. Dijimos la verdad en el número 1 del Bridge City Militant, a saber, que “quienes apoyan a Sanders ciertamente son bobalicones del partido predilecto de Wall Street: ‘energizando’ a las ‘bases’ –los trabajadores, la gente pobre, las minorías raciales oprimidas y las mujeres – para que voten a favor del partido de sus opresores que supuestamente representa un ‘mal menor’. Es pura estafa”. No nos dejemos estafar de nuevo.

Ahora que ocurrió lo inevitable, muchos partidarios de Sanders están abandonando a los demócratas para votar a favor de la fórmula del Partido Verde compuesta por Jill Stein y Ajamu Baraka. Sin embargo, el Partido Verde es un partido capitalista tanto como lo son los partidos Demócrata y Republicano. Y la línea de clase es fundamental. Aunque algunos supuestos “radicales” llaman a “romper con el sistema bipartidista”, o promueven un vago “partido del 99%” (que incluiría a buena parte de los patrones y a sus matones a sueldo, los policías), lo que importa no es número de partidos que contiendan, sino cuál es la clase que representan. Que no acepten ningún sustituto: lo que necesitamos es un partido para los trabajadores.

La plataforma del Partido Verde es un revoltijo de ilusiones liberales, evidentemente preparado bajo la influencia de cristales sanadores y vapores homeopáticos. Fundamentalmente, lo que hace es consagrar el derecho a la propiedad privada capitalista. Una vez que se acepta como base el sistema capitalista, las diversas propuestas de reforma en la plataforma del Partido Verde, algunas de las cuales se podría apoyar en lo abstracto, no son más que pura palabrería hueca.

Pero la plataforma verde tampoco es un simple conjunto de buenas ideas equivocadas. Propone un futuro de guerras imperialistas para EE.UU. siempre y cuando estas guerras sean autorizadas por las Naciones Unidas. ¿La ONU? ¿Esa covacha de ladrones que actualmente provee una hoja de parra a la ocupación de Haití y que nació en la genocida guerra dirigida por EE.UU. en contra de Corea? El partido Verde está, desde luego, a favor de la “paz”. Dice que hay que reducir el presupuesto militar norteamericano a la mitad: eso representaría un presupuesto militar anual de 350 mil millones de dólares (¡!). Bajo estas condiciones, muchos generales asesinos del Pentágono encontrarían buen cobijo en el Partido Verde. Los trabajadores con conciencia de clase, en cambio, nos oponemos a “nuestro propio” gobierno en sus guerras, intentando movilizar el poder proletario aquí y más allá de las fronteras nacionales.

El hecho de que los patrones no necesiten de los servicios del Partido Verde no lo hace menos capitalista, ni lo convierte en un aliado de la clase obrera. Se trata de un refugio para demócratas sin techo. Pero la clase obrera, la vasta mayoría de la sociedad norteamericana y la clase cuyo trabajo produce toda la riqueza del mundo, no necesita un campamento político para los desamparados. Lo que necesitamos es nuestro propio instrumento político, uno que movilice y coordine el poder que tenemos como clase.

¿Qué debería hacer un partido obrero?

Un partido obrero de lucha clasista encabezaría la lucha en las líneas de piquete y en la calle: para paralizar las ciudades en protesta contra la epidemia de asesinatos policiacos racistas. Organizaría acciones como la ejemplificada por el Local 10 del ILWU en Oakland el Primero de Mayo de 2015 en contra de los racistas ataques de la policía.

Para hacer jirones las leyes antisindicales como la Taft-Hartley y promover la sindicalización en las industrias no organizadas, montando masivos piquetes de huelga que los esquiroles no se atrevan a cruzar. Para desmantelar los campos de concentración en los que están encerrados miles de nuestros compañeros y compañeras inmigrantes, detener las redadas del ICE y exigir plenos derechos de ciudadanía para todos los inmigrantes.

¿Cuántos movimientos contra la guerra ha habido? Es preciso liberar a nuestras hermanas y hermanos de clase en todo el mundo de la pesadilla de la guerra imperialista: hay que hacer huelga contra la guerra, boicot sindical a embarcar y desembarcar cargamentos bélicos. Esta lucha no puede parar y no podrá triunfar hasta que la clase obrera esté en el lugar que le corresponde, como dirigente de este país. Eso es a lo que nosotros del CSWP nos referimos con lucha clasista.

Claramente, nuestra perspectiva es hoy por hoy la de una pequeñísima minoría en el movimiento obrero. Sin duda, la mayor parte de los trabajadores sigue teniendo ilusiones en la “democracia” de los patrones y tiene la esperanza de reformarla para hacerla más justa para las personas que se encuentran en la base de la sociedad. Los actuales dirigentes de los sindicatos han hecho sus carreras sobre la base de la traición a los trabajadores y ofreciendo sus servicios para entregarnos como víctimas-votantes a los partidos patronales. La lucha por un verdadero partido obrero habrá de librarse en contra de los burócratas vendidos que dirigen hoy en día a los sindicatos.

En la actualidad, para muchos las palabras “política” y “partidos” se refieren al cínico juego electorero en busca de puestos, todo dentro de los márgenes de lo que resulta aceptable a la democracia del dólar de los patrones. La mayor parte de los países de Europa y de muchas otras partes del mundo, desde Brasil hasta la India, han tenido experiencias añejas con partidos “obreros”, “laboristas”, “socialistas” o “comunistas” que son importantes socios en la administración de los gobiernos patronales. En este país, ha habido una serie de intentos que no maduraron de construir “partidos laboristas” sobre la base de un programa diseñado para no hacer daño a los demócratas y burócratas sindicales. En Oregon y en algunos ostros estados existe el “Working Families Party” [Partido de las Familias Trabajadoras], que no es en lo absoluto un partido, sino un cínico fraude cometido en contra de la membresía sindical por parte de los jefazos. Su candidato a la presidencia es… Hillary Clinton. ¡Vaya broma!

Pero como señaló Karl Marx hace un siglo y medio, “toda lucha de clases es una lucha política”. En esta época de capitalismo decadente, toda lucha para defender los intereses más elementales de los trabajadores choca contra los límites de la propiedad privada. Lo que se necesita es un partido obrero que esté listo y dispuesto a llevar la lucha hasta su conclusión necesaria.

El hielo comienza a resquebrajarse. Mucha gente puede ver lo escrito en la pared. Nosotros del CSWP queremos llevar el mensaje a los trabajadores de todo el país de que necesitamos luchar por la independencia política. Y aunque los primeros pasos puedan ser parciales, no dejaremos de insistir en que es preciso formar el único tipo de partido que realmente puede luchar en defensa de los intereses de la clase obrera y los oprimidos hasta el final: un partido con un programa de lucha clasista que luche por un gobierno obrero. Esta lucha requiere un núcleo duro de militantes clasistas arraigados en las organizaciones obreras y entregados a la lucha por este programa. El CSWP busca construir ese núcleo. ¡Súmate a nosotros!

¡Ningún apoyo a los demócratas, republicanos ni a ningún partido patronal!

Resolución aprobada unánimemente por el Local 10 del IUPAT en su asamblea del 17 de agosto de 2016. Disponible aquí en inglés.

Considerando que los patrones tienen dos partidos que representan a su clase mientras los millones de trabajadores no tienen ninguno, y

Considerando que el presidente demócrata Barack Obama despachó a la Guardia Costera para proteger a los esquiroles en contra del Sindicato de Estibadores y Almacenistas (ILWU, por sus siglas en inglés) durante el lockout (paro patronal) de 2013-2014 de los trabajadores portuarios del Noroeste del Pacífico, y

Considerando que la gobernadora demócrata Kate Brown se opuso al –y socavó– movimiento por un salario mínimo de 15 dólares por hora en el estado de Oregon, y

Considerando que en 2014 los demócratas se unieron a los republicanos en el Congreso de la Unión para aprobar una desastrosa “reforma” del sistema de pensiones, lo que permitió a los patrones evadir sus obligaciones y estafar a nuestros jubilados, y

Considerando que los dos mandatos del demócrata Barack Obama han sido ocho años de guerras sin fin en el Medio Oriente, África del Norte y Asia, resultando en indecibles sufrimientos humanos, millones de refugiados y ataques contra nuestros derechos democráticos en este país, y

Considerando que la administración del Partido Demócrata ha deportado unos 5 millones de inmigrantes, lo que constituye un récord, y

Considerando que en todo el país, desde Oakland hasta Baltimore, la policía a órdenes de alcaldes demócratas asesina con regularidad a hombres y mujeres negras con impunidad, y

Considerando que la elección presidencial de 2016 nos ofrece “elegir” entre un payaso delirante y racista, por un lado, y un representante de carrera de Wall Street, y

Considerando que el candidato demócrata a la vicepresidencia, el gobernador del estado de Virginia Tim Kaine, apoya las leyes rompesindicatos del “derecho a trabajar” (que prohíbe contratos que estipulan la adhesión sindical de todo el personal representado), y

Considerando que los demócratas y republicanos son, y siempre han sido, partidos rompehuelgas y guerreristas de los patrones, y

Considerando que en tanto el movimiento sindical sigue apoyando uno u otro partido patronal estaríamos condenados a la segura perdición, en virtud de lo arriba expuesto

Resolvemos que el Local 10 de la IUPAT no apoya ni a los demócratas, ni a los republicanos ni a ningún partido o político de los patrones, y

Resolvemos que exhortamos al Sindicato Nacional a repudiar su respaldo a Hillary Clinton para la presidencia, y

Resolvemos que instamos al movimiento obrero a que rompa con el Partido Demócrata y construya un partido obrero de lucha clasista”. ■

Painters, Drywall Finishers say: Break with the Democrats! For a Class-Struggle Workers Party!

From Bridge City Militant No. 3. Available in Spanish here.

Painters, Drywall Finishers say:

Break with the Democrats!
For a Class-­Struggle Workers Party!

In a historic decision, the 17 August meeting of Painters and Drywall Finishers, IUPAT Local 10, voted unanimously to reject the Democratic and Republican parties or “any Party of the Bosses,” and to “call on the labor movement to break from the Democratic Party, and build a class-struggle workers party.” The resolution was introduced by CSWP members, the result of years of patient political education and struggle. Union members spoke passionately from the floor about the need to organize and rely on our own power as workers.

Momentum for the resolution grew as members came up against the same bleak reality that people across the country are confronting: as the resolution states, “the 2016 presidential election offers us the ‘choice’ between a raving, bigoted clown and a career representative of Wall Street” (we leave it to readers to decide which is which). The news has been buzzing from member to member, from local to local across the country. Workers are fed up that “the bosses have two parties to represent their class while the millions of working people have none.” Two days later, as if to emphasize our point, Democratic VP nominee Tim “right-to-work” Kaine jetted into Portland for an exclusive, $27,000-per-ticket country club fund-raiser hosted by prominent Republican businessmen.

So, Local 10 took a very bold and important stand for working class political independence. What now? Class-struggle militants hope to promote Local 10’s example to encourage initiatives, here and across the country, for labor to do what the resolution says: to build a class-struggle workers party.

Throughout the history of this country, the unions have been in political chains, tied to one or another party representing the interests of capital, limited to the hopeless task of pressuring these political representatives of the bosses and seeking the “lesser evil” among them. So when the workers begin to move to break those chains, as we in CSWP hope the decision of Local 10 portends, it opens a whole series of political questions that have never been widely discussed in the U.S. labor movement. What should a workers party look like? What would it do? What do we mean by “class struggle”?

No to the Greens and other Bern-outs

One of the factors contributing to the support for our resolution in Local 10, and its growing resonance nationally, is the disillusionment felt by many partisans of Bernie Sanders’ “political revolution.” Millions across the country are realizing that this “revolution” was phony from the start. Many so-called “radicals” and “socialists” showed their true colors by encouraging support for the Vermont senator who is a de facto Democrat. Not us. We told the truth, in issue No. 1 of Bridge City Militant, that “Sanders supporters are certainly chumps for Wall Street’s preferred party: ‘energizing’ the ‘base’ – the workers, poor people, oppressed racial minorities, and women – to vote for the ‘lesser evil’ party of their oppressors. It’s a con game.” Let’s not get conned again.

Now that the inevitable has happened, many Bernie supporters are deserting the Democrats for the Green Party ticket of Jill Stein and Ajamu Baraka. But the Green Party is a capitalist party just as much as the Democrats and Republicans. And the class line is fundamental. While some supposed “radicals” call to “break with the two-party system” or promote some vague “party of the 99%” (which would include most bosses and their hired thugs, the police!), it’s not the number of parties that matters, but which class they represent. Accept no alternatives: we need a party for the workers.

The Green Party platform is a mishmash of liberal wishful thinking, evidently developed under the influence of healing crystals and homeopathic vapors. Fundamentally, it enshrines the right of capitalist private property. When you start by accepting the basis of the capitalist system, all the various reform proposals in the Green platform, some of which are supportable in the abstract, are just empty talk.

But the Green platform isn’t just misguided good ideas, either. It proposes a future of imperialist war for the U.S., so long as these wars are sanctioned by the United Nations. The UN? The den of thieves that currently provides the fig-leaf for the imperialist occupation of Haiti, and was born in the genocidal U.S.-led war against Korea? The Green Party is for “peace,” of course. Cut the U.S. military budget in half, it says: that would be $350 billion per year! On those conditions, many a mass-murdering Pentagon general could find a comfortable home in the Green Party. Class-conscious workers, on the other hand, oppose “our own” government in its wars, by seeking to mobilize workers power here and across national boundaries.

Just because the bosses have no need for the Green Party doesn’t make it any less a capitalist party or an ally of the working people. It’s a home for homeless Democrats. But the working class, the vast majority of U.S. society and the class whose labor makes all the wealth of the world, doesn’t need a political homeless camp. We need our own political instrument, one that mobilizes and coordinates the power that we have as a class.

What Should a Workers Party Do?

A class struggle workers party would lead the fight on the picket lines and in the streets: to shut down the cities in protest against the epidemic of racist police murder. Build on examples like the Oakland, CA ILWU Local 10 May Day 2015 against racist police attacks.

To rip up the anti-union laws like Taft-Hartley and roll the unions on into the unorganized industries, by building massive picket lines that scabs won’t dare to cross. To tear down the concentration camps holding thousands of our immigrant sisters and brothers, stop the ICE raids and demand full citizenship rights for all immigrants.

How many anti-war movements have we been through? Free our sisters and brothers around the world from the nightmare of imperialist war: strike against war, “hot cargo” shut down war shipments. This struggle cannot stop and won’t succeed until the working class is in its rightful place as the rulers of this country. That’s what we in CSWP mean by class-struggle.

Clearly, our perspective is currently a tiny minority in the labor movement. No doubt most workers today still hold illusions in the bosses’ “democracy,” and hope to reform it to make it fairer to the people on the bottom of society. The current leaders of the unions have built their careers on betraying the workers and serving us up as voter-victims for the bosses’ parties. The struggle for a real workers party will be a fight against the sellouts running the unions today.

Nowadays “politics” and “parties” are often thought of as meaning the cynical game of vote-getting and office-hunting, all within the bounds of what is acceptable to the bosses’ dollar democracy. Most countries in Europe and many other parts of the world, from Brazil to India, have long experiences with “workers,” “labor,” “socialist” or “communist” parties that are important partners in the administration of the bosses’ governments. In this country, there have been a series of half-baked attempts at a “labor party” built on a program designed to be harmless to the the Democrats and the bureaucrats. In Oregon and some other states, we have a “Working Families Party,” which is not a party at all, but a cynical fraud committed against the union membership by the labor tops. Its presidential candidate is … Hillary Clinton. What a joke!

But as Karl Marx remarked over a century and a half ago, “every class struggle is a political struggle.” In this epoch of decaying capitalism, every struggle to defend the most basic interests of the working people runs up against the limits of private property. What’s needed is a workers party that is ready and willing to take that struggle to its necessary conclusion.

The ice is starting to break. Many people can see the writing on the wall. We in the CSWP want to bring the message to working people across the country that we need to fight for political independence. And while the first steps may be partial, we won’t stop advocating for the only kind of workers party that can actually fight for the interests of the working class and oppressed all along the line: a party with a program of class struggle, fighting for a workers government. This fight will require a hard core of class struggle militants in the workers organizations dedicated to this program. The CSWP seeks to build that hard core. Join us! ■